y mi lengua llena de sábanas
se cuestiona mentiras inconclusas
y se lamenta al saberse olvidada
entre los ecos del mar
que atraviesan el final de tu cosquilla.
sacude la orilla
y dudándose se asoma mi lengua,
que deja entrever las cenizas
ya limpias de culpas,
que no son sino añicos
de nuestros nuevos ojos ciegos.
tras éstos se esconde el caos
y la marea lo cubre extasiada.
no hay lengua, no
que de a partes,
y en segundos,
fue devorada.
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