viernes, 26 de septiembre de 2008

Prismáticos del 42 (lo que) (la que) en EL.


Pero si son los hijos de doña Asunta, la que vive en la calle de tierra, en los ojos de Helena.
No importa si esto es una foto que miro a través del prismático, o es el negro que ya se murió hace como dos décadas o mas.
O el guapo (la cerveza se ha evaporado, es una ilusión óptica inexistente para nuestro momento).


Comienza a rodar la cosa y las manchas chispeantes en la pared y toda la cuidad es como la cuidad que pinta Berni (el de los nacarados y el Juanito Laguna que juega a la mancha con Pedro Paramo).

Vio que la gente esta encerrada como en el gran letargo, viven mientras duermen; y cuando viven duermen (sonámbulos y de pie) caminan. Por esa razón fagocitaron las críticas que se las dieron además al perro para que las mastique mientras tanto. Y vio que uno esta como insano, porque responde muy mal ciertas preguntas.
Me queda la foto de 1942 con calidad excelente, y los tiradores con los sindicatos y los sindicalistas como Severo Arcangelo.

Helena que usa el bastón, ya no es la niña de antaño.
Pero de repente un estruendo hizo que se me amigaran las épocas y las epopeyas y yo ya no se si estoy en el 2008 o si estoy en 1942.
Rejuvenecen los rostros y yo me extingo, no soy siquiera polvo. Soy la nada flotante que escribe.

Helena mira el sol y los ojos le brillan con

Más astucia, es una milonga mas dice.

¿Y como es?


El cielo, es decir, a través de los prismáticos anaranjados. Crecen y crecen hasta llegar a tener tamaños i n s o s p e c h a d o s.
Luego el prismático mismo es más grande que todo nuestro cuerpo y ahora sus lentes nos reflejan enteros y nos miran a nosotros.

En Ofelia: produites par leurs servisteis, ministres de corruption.

Era aquel hombre, que se tomaba una cerveza con su amigo “el negro” (aquel loco afroamericano que luego se hizo fanático evangelista). En aquel lugar que hacia sentirse rico al pobre.

Vuelven los tiradores y las fábricas textiles ruidosas de 1942.
La cerveza que enfriaba las bocas sedientas, infaltable también el hombre del bonete que las sirve.
Las caras de los guapos tangueros que le corrían a la milonga (en el club de Mataderos) y como olvidar los ojos de Helena (la hija de los gallegos).
Eh, HELENA con los ojos aguamarina, la que provoco aquellos pleitos.
El asunto del caballo de mentira, el de adorno, el que tenía dentro todos esos nomos de cartón.
¡Ay Helena! Dice Juancito, si te casas conmigo, yo soy solo un obrero.
Si no la dejan los gallegos casarse se tira bajo el tren.
Que locuras Helena la de los ojos de praderas y corderos. La de Pedro y el lobo.

Ella era Pedro, pero también era el Lobo.



x: lola.

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