sábado, 15 de septiembre de 2007

Syd Barret en la Gaviota



Era una noche extraña, de esas en las que el aire se detiene en viento. El que convocaba era un duende violinistita que al llegar le pintó la cara a todos. Enfiestado en la presentación invitó a todos sus amigos, personas y espíritus a que lo acompañen esa noche. Con su violín, con la guitarra o con el bajo, el duende tocaba lo que salía mientras los acompañantes sugerían. Por el escenario pasaron grandes músicos e ideas. La música que me formó la toco para que te deformes, o algo así le dijo a uno que por ahí giraba. Algunos preguntaron por la olla con oro, otro dijeron que no hacia más que desperdiciarlo. Lo cierto fue que de un momento a otro alguien del público grito las palabras mágicas. No recuerdo bien haberlo visto, pero sentí como el duende llamó al gnomo, Crimble Cromble, y ubicado este desde algún punto se sumó al cuarteto del escenario con un amigo que climatizó el bar con "Interstellar Overdrive". Estaba muy loco y vivo. Era Syd Barret el que acompañaba al gnomo y el duende. La magia se desplegó durante nueve minutos en el que se soltaron las amarras del cancionero popular para entrar de lleno a la loca psicodélica de donde vienen estos personajes. la gente aplaudía, algunos se golpeaban la cara y ellos entraba en un trance zómbico psicodélico del cual era difícil irse y mucho más volver. El Tuco Aitala en guitarra, Roberto Rosello en batería, no recuerdo bien quién era el tecladista, en el bajo Ulises Merlos, el gnomo y Syd. Después todo se normalizó, como pasa con los cambios y la gente entro y salio del escenario un par de veces más. Al terminar y con la música de fondo, alguien agarró una guitarra y los presentes entonaron el fantasma de canterville.

Yo era un hombre bueno
si hay alguien bueno en éste lugar.
Pagué todas mis deudas,
pagué mi oportunidad de amar.

Sin embargo, estoy tirado,
y nadie se acuerda de mí,
paso a través de la gente,
como el fantasma de Canterville.

Me han ofendido mucho
y nadie dio una explicación.
Ay! si pudiera matarlos,
lo haría sin ningún temor.

Pero siempre fui un tonto
que creyó en la legalidad
ahora que estoy afuera, yo sé lo que es la libertad.

Ahora que puedo amarte
yo voy a amarte de verdad,
mientras me quede aire, calor nunca te va a faltar,
y jamás volveré a fijarme en la cara de los demás.
Esa careta idiota que tira y tira para atrás.

He muerto muchas veces
acribillado en la ciudad,
pero es mejor ser muerto que un número que viene y va.

Y en mi tumba tengo discos
y cosas que no te hacen mal.
Después de muerto, nena,
vos me vendrás a visitar.

pd: era Syd.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pensé que el único que había visto a Syd era yo. Cuando llegué a La Gaviota pasé directo al patio para tomar un poco más de aire. Estaba oscuro y hacía frío. Barret estaba de espaldas contra la pared. Meó, se dio vuelta y me encaró. En realidad, encaró la puerta que estaba detrás mío. Cuando se acercó me di cuenta de que era él. Pero cuando pasó, casi tocándome, no me dijo nada. Me parece que no se animó a saludarme.

Unknown dijo...

la luz te extraña syd