martes, 11 de septiembre de 2007

Estoy atrapado en una estúpida red que no se parece ni a un laberinto. Rodeado de textos, comida y vino, ya no camino, no tengo nada por qué hacerlo. Este vino es tan bueno que no me afecta, medio raro en cierto aspecto.

Las cosas no son como debían ser, o por lo menos no lo son como para que yo pueda disfrutar de algo de lo que pasa en esta vida que sobrellevo. Cuántos vasos de vino debe tomar uno para alterar su percepción del asunto? para irse corriendo desnudo por el puente y despertar al mediodía a un costado del arroyo pidiéndole disculpas a alguno de esos árboles que aún nadie podó? no lo sé, y me está cansando. Imagínenme con una damajuana de vino vacía y en plena sobriedad... alguien le saco el vino al vino? en fin, ese tampoco es un punto como para poder decir algo que satisfaga mis ganas de decir algo. Mi queja se ha elevado y perdido en una multitud de quejas que a nadie importan y con eso no vamos a ningún lado. volviendo: estoy atrapado en una estúpida red que parece que es irresoluta, o por lo menos esa es la palabra que se me ocurre, o que tipié, mejor dicho, al momento de ejecutar las teclas. Desde cuando me obligo a escribir? desde nunca, de hecho esto no es nada de lo que después pueda sacar algo en claro, pero claro que no deja de ser un ejercicio para ver como tipeo o a qué velocidad puedo procesar las ideas en bites, que son los caracteres que entro en cada pulsación de las que ejecutan mis dedos por sobre el teclado en cuanto aciertan en las teclas que el cerebro manda. estaba leyendo el libro de Pettinato sobre Sumo, el otro no lo tengo, cuando tuve la oportunidad de tenerlo preferí el de Juan Forn, ya que no sé que cosa quería ver cómo escribía el loco, y la verdad que está bueno, es cierto lo que dice Guillermo de que es muy capitalino y a cualquier cosa que no sea Buenos Aires la ve desértica, pero el loco logra armar buenos cuentos en base a datos que consigue vaya uno a saber dónde, a veces inventa, otras no. esto no tiene ningún sentido.
El vino no golpea y me queda un poquito servido, y no sé si da para que siga sirviéndome, ya intenté demasiado como para seguir, dado que son las seis y tenia pensado levantarme a las diez, pero no fue posible. O no lo parece, pero quién dice.
En el último trago vemos, eso de irse en el último es medio raro, es cuando mejor se pone la cosa, ahí es cuando uno se queda y demuestra que no es sólo un receptor constante de bebida, sino que la bebida refresca el cuerpo, el alma y las palabras. qué tal? Apología pura, como la ginebra. Saltando de lugar en lugar me encontré aquí hoy escribiendo estas líneas para nadie, pero con el afán de hacerlo, como quien tiene algo que contar. a ver, qué se puede contar? ... ... ... ... ... .. .. ... ... ... ...... . .. . . . . . . . . . . . ... . . . .. . . . . . . ...... ... .. ... .. .. .. .. . . . . . . . . .. . . ... . . . ... . . . . ... .. .. . . . . . . . .. . . .. . .. basta de código Morse! peor sería que no hubiese puesto algo, pero en cuanto no se me ocurrió nada, empecé a divagar en morse a ver si se me ocurría algo y volvía a éste, pero tampoco. Me di cuenta de que el Morse no es más que una forma simplificada de oración, llegan al punto antes de escribirlo, y la verdad es que así es mejor, qué tanto relleno.

41<<<<<<<<41<<<<<<<<<41<<<<<<<<41<<<<41<>


Chatrán

1 comentario:

Aguacate y Mandarina dijo...

Como la conciencia es tan engañosa, también puede engañarte, engañarse a sí misma, y privarte de ideas y recursos para imprimir por escrito.