sábado, 15 de marzo de 2008



a V.S.

Retirado en la montaña que en verano parece invierno, vi caer de la copa de un árbol las campanas tubulares de un extraño y deforme duende que cantaba "Todas las hojas son del viento", mientras esperaba que se secase un pasto para introducirlo en su pipa de cuarzo violáceo. Sus pequeños dedos introducían el pasto en el cuenco cuando me vio verlo "Hey!, de casualidad no traes un discman contigo, ¿verdad?", Me detuve un segundo por el impacto de su voz a mi persona, y le dije con temor que sí, que tenía uno. "Buenísimo, me acabo de encontrar en el bosque..." Y comenzó a reír fuertemente con esa risa que sólo los duendes logran, y tras la última secuencia de risa continuó "... el lado oscuro de la luna, ¿Lo puedes creer? Encontré el lado oscuro de la luna en un pequeño disco!" Sonrió, y se dio cuenta que por más que sea un duende sus chistes no tenían por qué causar gracia. Terminó de llenar la pipa, y mientras escuchábamos el disco me contó un par de anécdotas. Después siguió con chistes peores que el del disco, pero beneficiados por los humos de la pipa reímos, como Waters, hasta que amaneció. La luna ya no estaba, y el maldito duende tampoco, se había llevado mi discman.



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