Se hirieron en la espalda para llorar un rato y abrazarse. Se lamieron las heridas con lenguas ásperas. Y entonces, como si nada, me ofrecieron un café. Aunque deseaba dormirme y soñar, lo bebí. Entonces, me parecieron angelitos. Estábamos alegres de no estar tristes nuevamente. Brindamos por la ausencia de lágrimas y el café nos mantuvo despiertas toda la noche. Y todo el día. Y todo el año. Y toda la vida. Bebimos café para no llorar y aunque no fuimos felices, nunca más entristecimos.
JULY
1 comentario:
todo el dia
toda la noche
todo el tiempo...
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