miércoles, 10 de octubre de 2007

Dinastías

Los muros caen ante el rendido, se resplandece, y se pierde, hundiéndonos. La filosofía lo ha llamado antes que nosotros, la existencia de la eterna caja que tanto cuidamos y osamos limpiar, simplemente se abre a la mera transparencia de un reflejo escondido. El umbral se esta hundiendo y solo me siento a contemplarlo y pensar en cuantos mundos se alternan y desnudan ante mi. Cuantos de ellos estarán contemplando esta caída, cuantos de ellos me sentirán. Se nos hace un paisaje cotidiano. Se siente que encandilan mis ojos cerrados, y me preguntan los ecos cual va a ser mi intento de salvación. Solo construyen un refugio, la verdad los aplana, aplasta, y son los propios carnívoros de su extinguida raza ¬- conteste. Siento que se ahuecan mis manos ante esta triste elección. La verdad fue entregada y no solo cumplí con mi tarea, si no que trato de encarnarme en mi y buscar alivio de ellos. Solo desfiguramos el pasar. Lo enfermamos. Incluyo mi parte humana. Incluyo el pleno. La res gestae nos atrasara. Siento el cambio inminente, me circula en sangre y aprieta estos carentes canales. La falencia dormirá en brazos de la res gestae y por fin nos abriremos en lux. Dije lux. Y su sombra será útil al sentir tan reventada evolución. No me mires desorbitado, solo te leo.

Cassandra

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