Ya, en cambio, es constante. Lo que me lleva a perderme, a encotrarlo en espontáneos sucederes, es el dejarlo reposar sin que me toque. Cuando cansado o temeroso me muevo, dejo quieto alrededor, congelado, inquisidor, por fuera, aparte. Entonces sucede el enfrentamiento inútil, entre aquello y esto, y nos debatimos supremacía, y como es inútil vuelve a ser ya, deja de ser yo, y se extiende un elemento.
Pensaba en eso cuando el silencio me inquietaba, y emitía púas y huecos insondables absorbiéndome hasta el hilo conductor, pensaba en la fuerza que inspira la fuerza, frío y blanco todo el tiempo, me maté con el sol que quedaba, recibí cantidades de energía y me ví atrofiado.
No entendiendo el paisaje ni los sitios, no sabiendo el suceder, deseoso ya de destaparme lo vi crecer y esperé unos hechos.
Aún silencio amplio y decente, aún callado reemplaza el camuflaje.
No muy lejos de eso sucediendo todo el plan, se tejían alumbrados los caminos que aparecen, traumado en los nervios por mi nuevo envase busqué herramientas y me decidí a interpretarlo, ya seguro ahora alto, no tan oculto aparezco. Todo yo es otro yo todo el tiempo, la realidad lamió mis pies anoche. No explotaré hoy porque puedo, explotaré cuando sea inevitable, sigo mientras crezco y lo veo, te descubrí hace tiempo truquito, te descbrí hace tiempo.
Lo trago y lo escupo, me entrego y me violo, me rompo y lo absorbo, lo invento lo callo, el que existe es el hecho, el que es es momento, triunfa ahora que se vuelve a nacer, tendió la trampa al viejo huésped, gana y mata y no se nota, se acerca, se avecina, se es.
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