viernes, 18 de julio de 2008

El regreso de Artaud el momo



El espíritu fondeado

Clavado en mí

Por la fuerza

Psicolúbrica

Del cielo

Elucubra

Cada

Incitación

Cada

Inhibición.

O dedí

A dada orzurá

O du zurá

A dada skizí

O kayá

O kayá panturá

O ponurá

A pená

Poní

Es la telaraña pentral

La pela onura

De o-o la vela

La lámina anal de anavú

(Soy yo, dios, no eres tú

Quien lo despoja.

Tú no me has arrancado nada semejante.

Es la primera vez que lo escribo,

Nunca antes los había encontrado).

No la elástica tela de la copula,

No el miembro suprimido de este esperma

Producto de una devastación,

Sino un cuero de carne

Fuera de esa tela elástica

Fuera de lo que es resistente o laxo.

Pasé por lo resistente y por lo laxo,

Este cuero de carne tirante como una palma,

Extendida, abierta como una palma de mano

Exhausta por haber permanecido erecta,

Negro, azulado

De tierno a laxo.

Pero, en definitiva, ¿Qué es lo que quieres tú, el loco?

¿Yo?

Esta lengua entre cuatro encías,

Esta carne entre dos rótulas, este pedazo de orificio

Para los locos.

Pero no exactamente para los locos.

Para los decentes

A quienes un delirio de eructar los corroe

Por todas partes,

Y han trazado un itinerario

De ese eructo,

Pongan atención:

Trazaron el itinerario

Del inicio de las generaciones

En el cuero palmípedo de mis orificios,

Míos.

¿Cuáles, orificios de qué?

Del espíritu, del alma, de mí y de ser

Aunque en el sitio donde se caga uno

Padre, madre y Artaud también,

En el pantano de la confabulación con ruedas,

En el pantano de la tela que bufa

De este vacío

Entre resistente y laxo.

Negro, azulado

Tenso,

Infame

Y eso es todo.

Eso quiere decir que hay un hueso

donde

dios

se puso encima del poeta

para robarle la ingestión

de sus versos,

como pedos de la cabeza

que le arranca por la vagina,

comosi se los sacara desde la profundidad de los años,

hasta el fondo del orifico de su vagina,

Y no es una picardía de conchudo

Que lo hace de esta forma,

Es la picardía de toda la tierra

Contra quien en la vagina

Tiene cojones.

Y si la imagen no se entiende

-es eso lo que les escucho murmurar

en redondo-

que no entienden la imagen

que está en el fondo

del orifico de mi conchudo,

Es porque ustedes no han llegado al fondo,

No al fondo de las cosas,

Sino al fondo de mi vagina,

Mía,

Aunque desde el fondote las edades

Ustedes chapalean en redondo

Comose trama una internación,

O se confabula mortalmente un encierro.

ye re ghi

regheghí

yeghená

a reghená

a ghegá

rirí

Entre el culo y el fundillo,

Entre el esperma y el infra-vestido,

Entre el miembro y la traición,

Entre la lámina y la membrana,

Entre la chapa y el techo,

Entre el semen y el estallido,

Tre el barro y tre el borde,

Entre el ano y la mano de todos

Apoyada

Sobre la trampa de alta tensión

De un estertor de eyaculación

No hay ni un grano

Ni una roca

Aplastada muerta al pie de un salto

Ni el miembro en pedazos de un alma

(El alma es sólo un antiguo proverbio)

sino la temible contención

de un hálito de alienación

ultrajado, pelado, chupado hasta el fin

por toda la descarada chusma

por todos los indigestados de soretes

que no tuvieron otro banquete

para vivir

que deglutírselo

a Artaud

el momo

allí, donde se permite fornicar antes

que yo

y el otro ponerlo más erecto

que yo en mí mismo

si tubo el reparo de colocar la cabeza

sobre el declive de este hueso

ubicado entre el ano y el sexo

de este hueso pelado que nombra

en la mugre de

de un paraíso

donde el primer defraudado de la tierra

no fue la madre ni el padre

que te volvió a armar en este antro

sino

YO

Paralizado en mi locura.

¿Y por qué cosa me obligo a

desempaquetar mi vida también allí?

YO

NADA, nada.

Porque yo,

Estoy allí,

Estoy allí,

Y es la vida

La que hace dar vueltas a su palma obscena.

Bien

¿Y después?

¿Después?¿Después?

El viejo Artaud

está bajo tierra

En el hueco de la chimenea

Que consiguió de su encía congelada

Desde el día en que lo mataron.

¿Y después?

¿Después?

¡Después!

Está ese orificio sin cerco

Que la vida quiso encuadrar.

Por que no es un orificio,

Es una nariz

Que supo siempre olfatear excesivamente bien

El aire de la apocalíptica

Cabeza

Que succionan sobre su ano cerrado,

Y porque el ano de Artaud es bueno

Para los traficantes de prostitutas en miserere.

Y dios, tú también tienes la encía,

La encía derecha hundida

Dios,

También tu encía está congelada

Desde hace miles de años

En que mandaste tu ano innato

Para ver si yo por fin

Iba a nacer

Desde la infinidad de tiempo en que me esperabas

Rasgando

Mi barriga de ausente.

Menendí anenbí

Embendá

Tarch inemptle

O marchti rombí

Tarch paiotl

A tinemptle

Orch penduí

A patendí

A merchit

Orch torpch

Ta urchpt

Ta trotaurch

Camplí

Ko ti aunch

A ti aunch

aungblí



Antonin Artaud- Diego de la vega (Sobre lienzo)

(Libro de Martin)

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