jueves, 23 de agosto de 2007

Columna de Opinión


por Mónica Cohendoz


Los recientes casos que tienen como protagonistas a Felisa Miceli, Romina Picollotti e Hilda Garré han disparado un interrogante en la opinión pública: ¿están capacitadas las mujeres para ocupar cargos políticos de alta responsabilidad? ; otra pregunta parece encadenarse a ésta ¿ Podrá Cristina Kirchner ser presidenta de la Argentina? . Pero ¿acaso es la primera oleada de corrupción política en nuestro país?.
A nadie se le ocurrió pensar que la troupe del 2001 era corrupta por ser masculina; digo que De la Rúa, Cavallo y compañía, también, supieron ser parte de esta clase política. Entonces, nuestro problema como mujeres no es demostrar que somos “capaces” de aguantar en este sistema político, sino transformarlo, porque adaptarse es el peligro.
Creo que la cuestión que se pone de manifiesto con esta polémica es el techo que la sociedad argentina le pone a las mujeres a través de la sospecha de su ineficiencia para el gobierno. Si la feminización de las instancias de participación política trae aparejado estos miedos, debemos discutir el grado de democratización al que nuestra esfera política puede llegar. ¿Puede incluir a las mujeres, los jóvenes, los desocupados, las minorías étnicas y a todos los excluidos de los espacios donde se dirime las luchas por el poder? O ¿son los que siempre deberán probar su aptitud para adecuarse al sistema dominante?
Nuestro problema como mujeres nos es “parecernos a”, “demostrar que podemos” sino saltar el cerco de la falta de ideas, la escasez de ética y el clientelismo. Nuestro derecho a la diferencia se juega en otro espacio político, que aún está en las márgenes del sistema vigente, que debe luchar por el reconocimiento hasta que no se nos juzgue más por semejanzas con el modelo falocéntrico.
Somos ciudadanas en estado de desigualdad y de sospecha, duro estigma para sobrellevar. El cuerpo de Eva Perón sustraído es emblema de nuestro estado de excepción- situación que legitima que haya ciudadanos no regidos por las mismas oportunidades que las mayorías-. Se sospechó de su carácter humano (era un cuerpo temible para el modelo político que intentó instalar orden y progreso), no era igual …

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muera el cancer.

Anónimo dijo...

Garré será corrupta y todo lo que quieras. Pero no es Hilda. Es Nilda.
Anónimo Pancho