lunes, 6 de agosto de 2007

el inmigrante


llegué a un puerto extraño una tarde extraña en la que no tenía ganas de llegar tarde a ningún lado. el navegador se detuvo, y baje a ver que había allí aprovechando la situación. Caminé unas calles por el desértico paraje mirando carteles viejos y bares vacíos, pateando basura e intentando encontrar a alguien. Di con un cartel con pocas luces en acción, menos de las que tenía, en donde decía "camas por un peso", sonreí por lo bajo, pensé en tuñon y entré. parado junto a una especie de barra, eso también era un bar, esperé unos segundo hasta que un viejo con aspecto de loco dijo: "qué quiere?". "nada" contesté. "un trago?" "Qué tiene para ofrecer?" "lo que quiera", "bueno, pero antes explíqueme el desierto" "es que hace tiempo habitó este lugar un hombre que fue jueves" "quién?" "ya no importa" extendió un vaso con grapa y sin decir más nada se perdió lento detrás de una puerta.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es la primera vez que entro al blog. Pero me llamo la atención este pequeño relato sin saber de que trata esta tematica y como le dije a un viejo amigo cuando me pregunto que opinaba le dije:- " me vas a tener que explicar la temática porquer entrando asi al sitio pareciera una exibicion de locas ideas descontextualizadas en un dia miercoles y perdidas en un jueves de un blog de altos fasos!! Igual voy a opinar sobre este articulo que me parecio el mas simple y profundo...

Me gusto mucho.... me recuerda a aquel relato de Saint - Exupery aquel niño curioso e ingenuo que conocio diferentes planetas . Es como un principito globalizado. Como si despues de muchos años el regresara y se entristecería al no reconocer lo que antes habioa conocido. Perdido en la inmensidad de un dia jueves entre gente que no tiene tiempo y es individualista.Hoy no podria contener su curiosidad y averiguar porqué de nuestra Tierram sobre todo de nuestra época , el mundo ha cambiado tanto y en poco tiempo .....
Conservar la inocencia y la ingenuidad de los niños para evitar ver la realidad con prejuicios. Todos los adultos vieron un sombrero cuando el dibujo reporesentaba otra cosa.Sencillamente prodigioso. He descubierto que la sencillez nos hace felices. A mi también me gustaría caminar hacia una fuente muy despacito. Lo que pasa es que acababa de aprender la palabra mierda y la quería usar cuanto antes. Además ya he encontrado la tecla para cambiar de mayúsculas a minúsculas. Enhorabuena por el blog.

Miércoles! dijo...

Este ente no se hace cargo de la supesta conversación. Tales palabras no han llegado nunca a mi, es más, me resultan patéticamente alienadas e inocentes a la vez. No Anónimo, no ha sabido leer.

miércoles!

Anónimo dijo...

Miercoles: Usted no se hace cargo de la supuesta conversacion y la discrimina de inocente y patética por qué?... acaso no es un espacio donde fluyen las más alocadas ideas... acaso...
En clave nietzscheana, la inocencia no define a las acciones productoras de sentidos y valores nuevos que no tienen ninguna finalidad preestablecida por estatutos trascendentes a la superficie en la que vivimos, actuamos y pensamos???.
La inocencia no es a la vez un territorio a "ocupar sin medir" y el modo de expresión temporal de lo efímero?.
Se encarna en figuras que navegan construyendo puentes dispuestos a desaparecer una vez transitados.
En Nietzsche, el niño.
En Deleuze todos los devenires minoritarios, mujer, niño, imperceptible, devenir "como todo el mundo".
Para cada uno de nosotros, la gestación del estilo.
Habitamos un mundo en el que la desmesura de lo "demasiado humano" impotentiza el encuentro con la diferencia radical que es la presencia del otro.

Se trata de una intuición, de una percepción, se trata de un deseo: lo que urge es la afimación de la vida, la afimación de la inocencia.

Habitamos un mundo en el que la desmesura de lo "demasiado humano" impotentiza el encuentro con la diferencia radical que es la presencia del otro.
La destrucción del planeta, la llamada guerra por la paz y el orden mundial, la apertura de una brecha gigante entre el ansia de expansión ignorante, hoy tras el petróleo, mañana...y los movimientos de resistencia expresados en cada rincón de la tierra; la misma brecha que parece ganarle cada vez más terreno al mar en nuestro país entre el q.s.v.t. y un llamado a elecciones en el que la propuesta más vital se presenta, reiteradamente, como la opción por lo "menos nocivo", son sólo unos pocos ejemplos que testimonian la vigencia de la voluntad de poder de negación dirigiendo el tránsito de la vida colectiva.
Sus estrategias se direccionan hacia la homogeneización, la parálisis, la anestesia y la rigidización de las identificaciones determinadas de una vez y para siempre mediante perfiles de puestos.
En este mundo TEG la subjetividad como producción parece regularse según movimientos que trocan el dolor por heridas cada vez más íntimas, a veces erotizadas, con las que se predica que tenemos que aprender a convivir.
Son heridas interpretadas como el resultado previsible de organismos sociales, familiares, religiosos, políticos, psíquicos etc. Organismos e instituciones que al mantenerse escindidos o con relaciones básicamente de uni o multideterminación, generan la ilusión de ser eternos y naturales.
Causas reconocibles generan efectos predecibles.
Otra regulación apunta a direccionar ese mismo lugar asignado en pos de ciertos triunfos, en donde el éxito se erige en unidad de medida que valora y determina el sentido de las acciones.
Se trata entonces de alcanzar las causas inamovibles del dolor, reconocerlas como propias, casi como lo más propio que puede tenerse en propiedad y/o alcanzar el horizonte del éxito garantizado con mucho sacrificio o poco esfuerzo según lugar asignado de raza, sexo, edad, clase social, sitio geográfico.
Ser idéntico en cada punto del trayecto al punto de partida o consecuente con sus ramificaciones e implicaciones, calcar sus prolongaciones en los cuerpos organismos y ellos sobre los mismos cuerpos organismos, llegar en fin a la certeza de que el lugar que ocupamos en el mundo tiene y nos da una razón de ser.
Razones de ser.
Identidades.
Modos de una subjetividad capturada en formalizaciones que erotizando el dolor, tanto como idealizando el "éxito", reproducen sedentariamente binarismos letales.
El dolor como potencia, la alegría de lo efímero, la experimentación como política de la libertad, la sorpresa ante lo que pulsa, el respeto por lo que vibra, quedan relegados a ser velocidades inadecuadas, impertinentes, en un mundo ocupado en deshacer tejidos consistentes.
Tal vez lo sean.
El asunto es abrirles un lugar y un tiempo en el que puedan resonar en desiertos mundanos hambrientos de tribus ligeras.
Porque sucede que entre las líneas afiladas de los diagnósticos, pronósticos y tratamientos, en las distintas capas ojaldradas de este agenciamiento, hay un mundo poblado de otras intensidades que, poco dispuesto al aplastamiento de su potencia, clama más que por buscar razones de ser, por darle la bienvenida siempre a la inocencia del devenir.
No otro mundo, sino las fuerzas anudadas a su poder de transvalorar lo filoso del borde por un Afuera que consiste en la sonoridad de todo lo que vive.
De la amenaza de caída del mundo de todos aquellos o todo aquello que no se formalice según este régimen a una invitación a "seguir".
Seguir es para Deleuze y Guattari una actitud científica que refiere a la diferencia en la repetición de las singularidades de la materia.
Asi, la producción de subjetividad desatada de regulaciones identitarias y utilitarias despliega su nombre propio.
La potencia de las resistencias radica en la creación de trayectos que se definen por la inclusión de pensamientos, acciones, sentimientos, valores, estéticas y políticas que no suponen puntos de partidas ni objetivos a alcanzar que detengan su velocidad estableciendo patrones de medida trascendentes y universales.
Son resistencias e insistencias vitales que no se confunden con modos reactivos, son reactivaciones que no hallan correspondencias de opuestos ni modelos.
La subjetividad como producción no es ni secundaria ni primaria respecto del mundo, es una máquina más que debe su existencia a la conexión con otras.
Desde esta perspectiva la práctica clínica se asume como una experiencia estética, como una instalación artística que a partir de proporcionar un mínimo de organización invite al destello de las singularidades a afirmar su potencia efímera.
"Lo múltiple hay que hacerlo a fuerza de sobriedad...n-1", nos advierten en Mil Mesetas.
Se escucha con insistencia que la práctica clínica debe abrir paso a la dimensión de lo social, como si no existiera en virtud de un socius que le da existencia y la legitima, como si la subjetividad fuera la interioridad que a lo sumo agrega una dimensión colectiva, como si lo social existiera sin una subjetividad que desea.
Nomadizar la subjetividad, estetizar la experiencia, generar en el encuentro con el otro mínimos soportes que permitan el advenimiento de la desrostrificación, es lo que me convoca en el trabajo terapéutico.
Tarea simultanea a una desidentificación profesional que apunta a hacer del máximo extensivo de la teoría, un mínimo intensivo.
Es preciso abandonar la ilusión de los tecnicismos que, sostenidos en organismos conceptuales, reeditan en cada encuentro clínico un interior subjetivo y un exterior social.
Afirmar la inocencia en el trabajo terapéutico, pasará, entre otros trayectos, por la artesanía de generar cuerpos teóricos poéticos, urbanos, literarios, prácticos, cuerpos teóricos como espacios públicos.
Cualquier escrito, cualquier práctica por
más "bienintencionada" que sea, corre el riesgo de ser tomada como un manual.
Supongo, deseo, intuyo, que se trata de seguir.

Miercoles: vayasé a la miércoles! con su anterior respuesta jueves quizá no ha sabido leer; pero si entender que en su espacio no cabe la inocencia ni el libre pensamiento!.