(...)Y como los ojos de Adán preguntaran "¿sí?", ella respondió "sí" con los ojos. Después era como extraviar este mundo (olvidarlo y olvidarse), para volver a encontrar en seguida (recordarlo y recordarse), pero un mundo ya sin lustre y sucio de groseras melancolías, como si el alma hubiese perdido en su naufragio la visión de la gracia intelegible que ilumina las cosas. Por último se habían alejado uno del otro, sin mirarse ni hablarse (...)
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Adán Buenosayres
ph
macabea
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