lunes, 5 de noviembre de 2007

Lo que hace la diferencia

04/10. "Argentina Beat" y "Pulqui, un instante en la patria de la felicidad".





Domingo a la noche, la muestra ya empezó hace un día, pero mi debut como "crítico" es esta noche. Será con Argentina Beat, película que iba a cubrir el amigo Zamorano, pero Pablo no está y me toca a mí. Teatro Municipal, butacas bastante ocupadas y la proyección en cuestión, la poco cinematográfica proyección en cuestión. Lo que se ve es una sucesión de imágenes fotográficas en tímido movimiento y la voz de Lalo Mir sin mucho lustre, algo así como la muerte, pero ni siquiera es eso, no tiene el dramatismo suficiente, lo que se ve y escucha es más que nada apático.

El tema amerita metros y metros de fílmico, algo como el surgimiento del rock nacional realmente vale la pena, nó solo por lo histórico, ni por el valor de muchos protagonistas de aquello, sino por los puntos de encuentro que uno puede observar respecto a la actualidad. Suena a demasiado (supongo que lo es) pero lo que esa gente en La Cueva llevó a cabo es el símbolo de una gestación eterna que aún hoy sigue su desarrollo, quieran o no quieran admitirlo las panzas abultadas de los entrevistados hacia el final de la cinta (sería apropiado aclarar que muchos de los más fundamentales fundadores del rock nacional no han sido entrevistados en el film, porque han fallecido o porque no accedieron a hacerlo) .

Uno se sienta a ver Argentina Beat esperando lo mejor, uno se acomoda en la felpa color menstruación con ciertas expectativas básicas. Pero como se anticipa, las expectativas quedan insatisfechas, el problema, a mi entender, reside en el tratamiento de la información. Argentina Beat, al igual que el anterior documental de Hernán Gaffet, hace gala de su trabajo de investigación, realmente hay un arduo trabajo, se nota, pero no alcanza, o se distorsiona.

Esta película es algo así como el típico documental de Canal A, pero dura dos horas y no establece un criterio claro en el recorte temporal ni temático, ni tampoco se propone un collage atemporal, es, digamos, defectuoso en el recorte, no se entiende muy bien lo que se quiere contar. ¿Cuál es el error que lleva a este error? Para este poco experimentado crítico, el error es el amor exagerado por la información concreta, que termina actuando en desmedro del arte. Lo que se cuenta termina, paradójicamente, resultando inverosímil, esos datos parecen no tener mucho que ver con la esencia de todo aquello, la esencia, de eso debiera tratarse el cine, para datos están los científicos o los analistas económicos. Al perderse la esencia, se pierde el hilo conductor, el sentido de un film, la veracidad de lo enunciado, se dejan de lado artífices esenciales como Tanguito, Miguel Abuelo, Spinetta (que son nombrados casi al pasar) y uno ve mucho Nito Mestre, mucho Lito Nebia aburguesado, mucho Javier Martínez sin cerebro y poco rock, poca tradición real, poca Argentina beat en Argentina Beat. Hay imágenes de archivo, hay grabaciones de época, todo bien, pero eso se baja de internet, no tiene ningún valor hoy día, lo que vale es la construcción, y la construcción falla. Argentina Beat termina siendo una versión Billiken de los orígenes épicos del rock en estas tierras, el mensaje del cierre final es de un tinte escéptico y conservador a más no poder, acartonado, ese sería un buen adjetivo para describirlo. Argentina Beat les sirve a los que nunca oyeron hablar de los comienzos del rock, es un manual de rock para principiantes, carece de mérito en lo artístico, si se busca cine en la muestra de cine, Argentina Beat no sirve de nada. Hernán Gaffet, en su golosidad por los datos y el archivo se vió superado por lo adquirido en la investigación y no supo qué hacer con ello, sus pretensiones parecen las de un gran historiador y el resultado apenas alcanza para catalogarlo de intento fallido.


Huimos de la sala junto a Gustavo Sarmiento, quién me arrastró hasta el Salón Rivadavia para ver "Pulqui, un instante en la patria de la felicidad". No esperaba tanto de "Pulqui...", había leído alguna que otra reseña y nada en las reseñas llamaba mi atención. Después de la fallida experiencia cinematográfica recién relatada, pocas ganas me generaba la idea de ver un documental sobre el fantasma de un avión peronista. Agradezco al cielo y a Gustavo Sarmiento por convencerme, esa película sí vale la pena, eso es cine (aguanten los que van juzgarme por decir qué es cine y qué no, tengo motivos).

Salón Rivadavia, perfecto cubo blanco para proyecciones, muchas sillas cómodas, cuatro o cinco espectadores como mucho (ese tipo de cosas pasan, la gente casi nunca va a "la película buena"), todos se quedaron en el teatro para ver "Ciudad en Celo", la otra película de Hernán Gaffet.
Estábamos contentos por haber usado nuestras credenciales de prensa, aunque no lo crean, Miércoles! es un medio de comunicación con sus respectivas credenciales para la muestra.
Estábamos contentos y no muy expectantes, pero Pulqui sorprendió.

Síntesis: Por un lado Daniel Santoro, un reconocido ( y excelente) artista plástico argentino que trabaja la iconografía clásica del peronismo; por otro Alejandro Fernández Mouján, director de "Espejo para cuando me pruebe el smoking". En el medio de ambos lados un documental cuyo eje conductor es la creación de un objeto artístico (casi una réplica del Pulqui, que no es exacta al original, pero es "igualita") que se va a presentar en una exposición del artista en cuestión. Punto, nada más que eso. Ahora entra en juego la información, pero (tomá nota Gaffet) con criterio, con C.R.I.T.E.R.I.O.

El documental sigue los pasos, desde la idea inicial en la cabeza de Santoro, hasta el intento de vuelo (literalmente hablando) del avioncito de hojalata, remolcado por una camioneta 4x4. Todo esto atravesado por los momentos del plástico en su atellier, rodeado de los cuadros que irá a exponer luego; la aparición de Miguel, quién será el encargado de re-construir el Pulqui en un taller de Lanús; problemas varios para llevar a cabo la tarea; momentos cotidianos de los involucrados en el proyecto y alegorías explícitas (aunque no tanto) al peronismo en cuestión. El tema es que cuando se alude al peronismo, se hace dentro de un mundo específico, que es el imaginario mágico que Santoro traza en sus cuadros. Uno como espectador va desde la estética al mensaje, uno se sumerge casi silencioso en la belleza plástica y cinematográfica y luego, con total libertad, comienza a hacer las debidas lecturas de discursos. Evita es el hada buena del bosque y todo se tiñe de una atmósfera amable y maravillosa, de guardapolvos blancos y auras doradas, de caballos con pintas negras y alas de pegaso, de ríos caudalosos e imponentes edificios, un cuento mitológico que un grande recuerda haber visto de chico, la mirada es la de la lejanía, la de aquél que mira algo que ya no es, queda claro en el documental que el peronismo ya no es, que Santoro siente nostalgia, pero de esas que no duelen tanto, que se transforman en algo mejor.



El Pulqui se presenta como el símbolo máximo de progreso de una nación , símbolo que despega tan rápido como se desvanece, como si algo grande se hubiese elevado para desintegrarse antes de llegar a pleno vuelo, el Pulqui es un lindo símbolo congelado antes de desaparecer. Se recuerda eso, lo que se podría haber sido.
A medida que el proyecto "Pulqui II OVJ(objeto volador justicialista)" se desarrolla, la historia lo hace, las personas dentro del documental cambian para y por el proyecto. El mundo de Santoro nos envuelve, las imágenes del hoy en las calles son el contrapunto crudo, lo cual no genera una mirada pesimista sobre el hoy, en función del relato, las imágenes del hoy favorecen el mundito hermoso del bosque encantado. Si hay una crítica para hacerle a este documental quizá sea esa, que no sale de su hermetismo, todo está muy bien logrado y las pretensiones cumplidas a la perfección, el problema es que una película como "Pulqui..." es básicamente buen entretenimiento, pero no dialoga demasiado con nada que nos enriquezca, es un buen momento, un buen momento congelado en la contemplación hipnótica.

Nicolas Naz



5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola. He regresado, enterado de la cobertura de la Muestra. Y me ha golpeado la crítica envenenada de Nicolás. Pero no como un golpe en los huevos, sino como un golpe en la espalda cuando uno se está atragantando.
Pancho anónimo

Miércoles! dijo...

Es cierto Querido Pancho Anonimo, la critica de Naz parece percutir un cartucho. Y retumba el fogonazo.
Me atrevo a agradecerle el tiro de gracia.
Lo de Naz fue humanitario.

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Miércoles! dijo...

A todo esto querido pancho, �donde ves veneno? �y con que te atragantaste? capaz que si contas tu pesar podremos comunicarnos mas claramente.

M! ( en este caso Naz)

Anónimo dijo...

Naz, cuando hablo de crítica envenenada lo hago con una connotación positiva. Tal vez no haya sido el término adecuado, pero fue el que me salió en el momento. Me refería a: (crítica) certera, (crítica) directa, (crítica) comprometida.
Pancho anónimo.
PD: si cuento mis pesares la comunicación será excesivamente larga.

Jorge dijo...

del pulqui "no dialoga demasiado con nada que nos enriquezca..." mmm no me cierra esta frase, quizas tenga que ver con algo del contexto de la peli o del momento que el pulqui era un suenio posible?...