Buen día, día!

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Pocos escriben ya de cosas hermosas. Pero hermosas en ese y otros sentidos, los sentidos que van, que vuelven, que serpentinean. Muchos prefieren obviar esas cosas hermosas yendo a sus antítesis, pero en el descuido feroz de la evasión no se dan cuenta que viven mirando de reojo eso que no pueden alcanzar. Será porque la cuestión es embocarle a la pregunta certera, a la pregunta obvia. Hay gente que te mete en sus espacios sin pedirte nada a cambio, y ahí la cosa se pone interesante, te llevan hacia aires íntimos donde podés respirar tranquilo, donde respiran tranquilos.

¿De dónde sale la inspiración cuando sale? ¿De dónde la risa? Estábamos pensando en abrirse de esos campos donde nadie te habla, donde te discuten, donde callan, donde se pierde el humor en pos de algo que no se comprende pero se entiende, y no es lo mismo, nos decimos, no es lo mismo. No es lo mismo pensar que reflexionar, no es lo mismo caminar que pasear. Preferimos los otros campos, mírenlos... o no? La amplitud cósmica y poética del sol, el árbol figurándose en el fondo, los “hoy tengo luz”, “hagamos algo”, “con dos cucharadas de azúcar… por favor”. Y si allá está bueno, entonces allá ir, a pasear y reflexionar, abrir los ojos y llevar papel satinado para cambiar los colores del tiempo.

Mañana a la tarde vamos a conocer a un tipo que nos dijo ayer que hoy no soporta ser espejo y reflejo. Lo entendimos en sus desvariaciones, porque son demasiado enderezadas, y cuánto lo indagan al pobre, mírenlo. La inspiración viene de una lluvia con un solo de piano entre gota y gota, la inspiración viene entre jugadas de enhebrar luces y llegadas que responden; y también estamos charlando que sí, que siempre está bueno que uno se ponga la banda de sonido a su vida. Sobre todo si ahora ese tipo que sigue estando canta que “si te busco no te encuentro, cuando te encuentro no estas. Oye amiga, dame la mano, que ya es hora de caminar”.

J.