martes, 5 de febrero de 2008

Crónica desde los Mares Rojos

Se enciende desde el infinito azul de mares rojos, como apagandose se enciende el fuego de los mares rojos. (Nota: no es una metafora, el fuego de los mares rojos nace desde el agua como apagándose: primero el vapor del agua como sobre el fuego, luego las cenizas huracanadas, luego una reacción ígnea de lo mas extraña: una llama anaranjada incandilande y luego su incandescente y última llamarada de marfil). Los barcos, hay millares en estos mares, vuelan por los aires como marionetas de un titiretero en un viaje de yagé si son alcanzados por la onda expansiva de la ignición. El paisaje habitual: miles de barcos volando por los como la hojarasca en una corriente de aire caliente del otoño, caen como caniacas al vacio que los drogadictos arrojan desde el Empire State, Los Pescadores de la Codicia se desarman como en reacciondes en cadena de una bomba H. La Codicia es el animal más buscado en estos mares, son como pulpos de cien tentáculos con dientes de oro, dicen que los Codicias tienen una dentadura tan extraña y de un oro tan puro que quien posea una tendrá tanto dinero como para mandar a sus tataranietos a Harvard. Los Mares Rojos están innundados de Pescadores a la espectativa de la fortuna, nadie ha visto un Codicia jamás.

eLOoO!

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