viernes, 21 de diciembre de 2007

Viento en contra


Un nogal que llora hojas secas en el rincón del enorme patio. Una bocanada tibia sale de un galpón. Adentro, alquimia de grasa, infancia y otoño. El camino al futuro es perfectamente verde pasto. Pero las aspas del molino no giran para el lado que al niño le parece lógico. Tiene la impresión de que si sube y sostiene con fuerza esa enorme rueda de lata, el mundo comenzaría a girar alrededor del molino. Es un molino de ciudad, sin estanque. La escalera tiene huelga de remaches escalón por medio. La conoce de memoria y por los sueños. Viene postergando la trepada. Un poco por miedo genuino y otro poco para estirar el placer, que quedará vencido ni bien llegue a la aleta. La rueda gira a veces tan fuerte que las aspas se unen formando un círculo completo. Pero es una rueda que sigue un camino contrario a la idea del niño. En sueños y también en las tardes reales, el suelo está tapizado de frutos podridos de maduración. Ciruelas, damascos y nísperos pierden su identidad y colaboran para una alucinada alfombra verde anaranjada. A veces el molino para en seco y las nubes son las que giran con sus grises indefinidos. Es en esos momentos en que leer su propio apellido en la aleta le produce vértigo.En sueños y también en las tardes reales, todo hace silencio cuando él mira con deseo la escalera. El tiempo también parece retirarse. La escalera, fina como una hendija en la tormenta, es la risa de una vieja misteriosa .Otra advertencia: sabe (cree, piensa, intuye) que si sube, cuando esté nuevamente abajo alguien le dirá que está prohibido estar triste. Pero el temor mayor es sospechar, con la misma seguridad con la que un damasco se precipita en su resuelta caída amarilla, que las cosasseguirán para siempre hacia un lado, y él y el molino para el otro. Viento en contra. Ya no es un apodo gracioso. Es el silencioso destino al que se entrega demasiado pronto. Porque su gesto, el que delata que ya le da lo mismo subir o no esa escalera, lo transporta muy lejos del lugar donde sus amigos juegan a las escondidas. Al nogal ni se le notan treinta años más.


texto: guillermo del z.
foto: genaro de j.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

h e r m o s o


eLoOo!

Anónimo dijo...

Felicitaciones por la incorporación de la pluma de gdz a Miércoles. Me gustó lo de "Tiene la impresión de que si sube y sostiene con fuerza esa enorme rueda de lata, el mundo comenzaría a girar alrededor del molino".
Pancho anónimo