sábado, 1 de diciembre de 2007

Maldición! Sara Key tenía razón



Hubo una época en la que habría dado todo por Ella. Veamos de que hablo: era rubia, y sí de ojos celestes (como en la canción), - odio cuando las canciones coinciden con el texto escrito-, pero además era hermosa, era todo lo que un nene de antes con cuatro en braguetas podía pedir, era el sueño del pibe hecho realidad, era Venus y Atenea, trasca estaba buena (aunque con lo de Venus debió quedar claro). En la pensión platense donde vivíamos alrededor de veinte (y donde nos conocimos), la posesión de su cuerpo me había otorgado una medalla entre el sector varonil. Uno de los pensionistas (futbolista el hombre) sentenció: “Está Dios, Maradona, y Ariel (yo), en ese orden, te felicito”, tal era la belleza de esta niña (o mujer) de 18 años cuando la conocí. Vino a mi vida como un regalo tardío de amor, brindado por una ciudad que siempre fue hostil a mi corazón y generosa con mi soledad. Pero también, por esas gamberradas del destino justo ese año me había decidido a abandonar la ciudad de los tilos y volver al interior, donde partí ocho años antes. De todos modos la relación terminó antes de mi regreso a la ciudad del trabajo (je, ¿del trabajo?). ¿Qué significó el fin de esa relación para mí? Acaso con mencionar que mi vida se dividió en dos en ese punto alcance, o quizás también con señalar que por el plazo de un año y algo más decidí no salir a fiestas, reuniones, cenas, etc. amargado, pletorito de la hiel más horrenda. Pero el tiempo pasó y el sol empezó a calentar nuevamente, (ah deprimidos inútil es resistir al calor de la vida).

Al año y un poco más del poco más de antes, me escribió, que quería retomar el contacto, que lo pasado pisado, y que había que mirar para delante, y que la intención nunca fue terminar. Que te escriba el Amor de Tu Vida un año después, pincharte y darte cuenta que no estas soñando, ¡joder esta bueno!. No tiene nada que ver con que uno es un perrito faldero, ni nada por el estilo, hombre es el Gran Amor de Tu Vida que no te tiró a la basura como a un par de zapatos viejos. ¡Eso vale!

Claro que las cosas cambiaron, ni Ella ni yo somos los de antes (escuchar la letra de “Como dos extraños”, para más datos), pero algo subsiste en el ambiente, y más importante aún empezas a sentir que existe un hilo que atraviesa el tiempo, (que se levanta contra lo cotidiano de estudiar/trabajar, comer/cagar, pagar los impuestos/votar, ser un buen ciudadano…), que hay una fuerza poderosa por ahí rondando y se llama Amor, y de repente te sentís culpable, por todas las veces que te cagaste de risa viendo las frases en las tarjetas Sara Key. Y si lo pensas más te avivas que Neruda, Sabina, Serrat, no escribían y le cantaban al aire, para vender más discos o libros, aunque esto también lo hicieran, nada niega que el Amor es la fuerza que une, que nos devuelve sentido a nuestra existencia, que nos salva y eleva. Mientras haya dos corazones sobre la faz de la Tierra, esas almas se buscarán, después, es cierto están las palabras (que lo complican todo), están los malentendidos, la Luna en el cuadrante de Acuario, los miedos, el pasado que atormenta, y cada vez habrá más y más ruido, pero el Amor no se habrá ido estará. “Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos, ya no se endulzará junto a ti mi dolor/ Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada y hacia donde camines llevarás mi dolor”. El sabía.
Mariano.-
dibujo: Audrey Kawasaki

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una historia dulce e idílica. Inevitable sonreír al leerla.