miércoles, 26 de diciembre de 2007

fragmentos de otro libro (2)

Me siento solamente para saber que esperarte tiene sentido. Y miro hacia donde hace unas horas estaba el horizonte. El viento pasa rozando mis hombros. Me siento para no tener que pensar si vas a llegar a tiempo. Espero mientras las estrellas giran y se hunden. Y mientras espero que vuelvas, la muerte se sienta a mi lado.



Elen síla lúmenn' omentielvo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada de lo vivido volverá más allá de mi mente y mis recuerdos. Nuestros recuerdos. Sabemos que no voy a volver. No quiero volver. Y sin embargo te extraño. Y sin embargo te pienso. Y sin embargo te siento cada vez que me pensás. cada vez que me tocás en silencio, en secreto. Porque soy de otro. Lo sabemos. Pero recordarte es inevitable. Me es imprescindible. Te extraño. Qué más decir que eso. Es simple. Cada sorbo de vino me recuerda la copa sobre tus labios. Tus labios sobre los míos. Los míos sobre tu piel. Tu piel sobre la mía. Y nada más. Luego un desayuno de membrillo. Ácido y dulce. Como mi imagen sobre la foto incompleta. Como la hermosa experiencia de conocerte y conservarte por siempre en mi mente. Cuánto te agradezco las dulces emociones imborrables. Hoy tengo qué recordar. Hoy tengo imágenes destellantes en mis silencios. Los besos que me diste nadie puede ya quitármelos. No quiero devolverlos. No quiero te quiero. Te quiero. Pero así. Mi amante secreto. Tan secreto que ni vos lo sabés. Y a veces ni yo. Qué hermosas imágenes dejaste en mi. Qué risas interminables. Aún hoy te recuerdo y sonrío, me río. Aunque no me quiero contigo te quiero conmigo. Me diste lo que se dice una historia de amor. ¿Qué pude darte yo?
Tal vez una utopía. Una utopía para caminar.

Anónimo dijo...

Mi mirada se fija en el horizonte
e invita al tiempo para ayudarme a recordar...
Y pensar en sus miradas perdidas...
En la eperanza que adesolaba corazones..
Disparense las lenguas de fuego...
La valentía empieza a correr...
mirálos...
ayudalos...
Van ganando el cielo ...
Dejando por siempre la ciudad...

Antes de la noche, existió la noche...
(Lo sabía yo allá en Trelew).

Es que algunas aves no pudieron ser
Libres, libres, libres...De una vez...¡De una vez!

Anónimo dijo...

CHAN.CHAN.CHAN...CHAAAN CHAN . CHAAAAN CHAN CHAN CHAN...CHANCHANCHANCHAN.
O MI BELLA LUZ,
HUMILDE DE LA JUVENTUD
TE PERDISTE EN EL HORIZONTE
TE FUISTE HACIA EL SUR....

Anónimo dijo...

Macabea:

Escapé de la panadería.

Con las manos vacías.

¿Y?

¿Cuándo explotan las bombas?
(Ya explotaron)

(Mejor)

Abajo discuten.

Yo, en una isla en donde están: La planta y el libro de Kerouac (Un pincel y una hoja)

(Si tu cuerpo estalla será mi corazón el que sangre)

¿Así que las cosas que salen de mi boca te caen mal?

No existen parámetros.

(Me alejo)

Anónimo dijo...

No. No. No se engañe. Usted (sí, usted Ernesto y usted lector anónimo) sabe(n) lo deleitable que resultan “las cosas que salen de...” para quien responde.

Anónimo dijo...

Supongo que el dolor nos acompaña cuando la muerte se va sentando a nuestro lado. Esa prolongacion, ese apéndice de sus ojos. De sus dias. De sus risas. Y al menos no estamos tan solos. La muerte a veces es aburrida, mejor sentarse los tres. La muerte es aburrida.

Anónimo dijo...

Las pupilas ardientes de un ombligo que aún no ví me dicen que ese cuerpo es para mí. Quisiera devorarlo en los balcones de mi pecho y apresarlo en el pasillo estrecho de mis piernas. Y en la humedad de la sombra enamorada dejará caer el calostro de su sexo para formar el anexo de un nuevo rostro. Mi ombligo se hará gigante como los sueños y los temores. Habrá dolores. El centro de mi vientre será caliente y un ínfimo secreto inmanente nacerá para hacernos trascendentes.