domingo, 4 de diciembre de 2011
Hechizado
sábado, 19 de noviembre de 2011
Ahora cuando este aburrida o tenga calor me puedo ir a tomar unos mates con el chino a la heladera. Yo le dije que lo re cubría.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
domingo, 2 de octubre de 2011
viernes, 16 de septiembre de 2011
jueves, 8 de septiembre de 2011
Mañana del jueves 8 de septiembre de 2011
Fue ayer a la tarde, había estado desde temprano a la mañana tipeando un libro que no se encuentra en ningún lado, y esas cosas (“Nunca vi la mañana hasta que me quedé despierto toda la noche” dice la Serenata de San Diego de Tom Waits en alguna parte.), cuando intuía que el día soleado traería una gustosa noche. Días, noches, horas, minutos y segundos de acción y desenfreno, de esos que recomienzan cuando parece que todo se acaba. Y así fue, como al anochecer de tardecita sonó el teléfono para rastrear en qué andaba y cuáles serían mis próximos pasos. Era mi biógrafo, por cierto, y yo escribiendo(!).
-¡Maldición, es miércoles! –le dije- hoy se define el concurso de bandas en Abbey Road, y vienen unos pibes de Olavarría, Estado Alpha. Te diría que cuando salgas de esa sala de espera que tenés por trabajo vayamos a sumarles unos votos y a convencer al jurado.
-mmmm, le mandé un mensaje al gordo, pero no respondió.
-¡Bu!
- Bueno, pero no comí y ando con la mochila y…
-¿Comer? Dale, que es temprano, aparte va el negro a hacerle el aguante a los Atomistas. Tenés que ver el coro fémino que se forma para alentarlos “a_to_mis-tas, a_to_mis-tas” y sumale al negro “metiéndole garra a eso” desde un oscuro costado en el que se incluye.
-Jua.
-Es mortal, y para peor: es real.
-¿Y el ensayo de los Reventados?
-Al parecer no hay, eso posteó el Juano en Facebook.
-Ok, voy a casa y nos encontramos.
-Dale
En fin, antes cargar la tarjeta de aproximación del colectivo y eso; después, encontrarnos y encontrarme con cervezas enlatadas en sus manos (lo veía venir y no me explicaba qué se traía), para después hacer el camino más largo a un Bondi que nos deje cerca. El del kiosko que vende puchos frente a la parada céntrica exhibe cervezas en heladeras, pero por la hora no las vende y esas cosas de regulaciones inexplicables. Intentamos tapar el la cámara de seguridad con los puchos, para que no tuviera problemas, pero eso no resolvió nada. Por suerte nuestro colectivo llego al instante junto con un mensaje del gordo que recién asomaba pero a kilómetros de distancia de nuestro destino. En el viaje: recuento de planes sobre el estado de situación de la revista, cotidianeidades varias y llegar. Espiar por detrás de los carteles y una calle que se cae por el sur a una ciudad perdida que todavía es Mar del Plata pero que le llaman Puerto. Las luces iluminan una oscuridad enigmática en la que sobrevive un submundo indescifrable de prostíbulos, dealers, boliches de mala muerte, familias y vidas humanas. Una población alejada de la ciudad turística que se promocionan en los carteles, en donde el horario se rige por sus propios tiempos. Después: caminar las cinco cuadras por Juan B. Justo esperando ver los colectivos de nuestras huestes olavarrienses a quienes les íbamos a dar una mano y no encontrarnos con nada. “Estarán estacionados en otro lado” suspiró mi biógrafo, ante el amontonamiento de autos particulares de los espectadores al encuentro. El caso es que el concurso se define por votos del público y de un jurado, y las bandas que más gente lleva se arman de un entre para pelear el premio final: la grabación de un disco. Y fue llegar, y pasar -gajes de algún oficio prestado-, y enterarnos ahí que los pibes no fueron con bondis por algún extraño desencuentro entre la municipalidad y quien se encargó de oficiar el concurso en Olavarría para llevar cuatro bandas elegidas entre cuarenta. Los ganadores locales en tandas de a dos viajarían a las semifinales con “supuestos dos colectivos” que nunca fueron dos sino uno. Y para peor, en ese momento no había ninguno. Así que con todas las de perder, y respetando el pacto previo que nos habíamos hecho de convencer al jurado, nos predispusimos a operar. De los mini-recitales en este festival en sí no hay mucho que decir, seis bandas, tres temas cada uno, (cuando llegamos había pasado la primera, Babel Proyect, por lo que pude convencer a un jurado que vote a la segunda banda -nuestra banda- antes de que los vea). Y descubrir, después, que los Kondenados también habían ido a tocar y que lamentablemente debían pagar sus gastos. Nadando en el medio del boliche, mientras una horda de gente digitada a apoyar a sus bandas esperaba expectante que la situación se resuelva, nosotros de acá para allá sacábamos conclusiones. Sin un grabador a mano, oficiamos con el celular de mi biógrafo para registrar parte de la discusión o charla bien intencionada en los camarines que nos ponía bien al tanto de cómo era que no habían llegado los micros, y de que los pobre Kondenados (van con k, supongo, o no supongo, ahí me enteré de que parte integrante de la banda tocaba en los míticos Kondes del Sapo De Arzave) hasta ahí llegados por su propia cuenta casi que no tocan. Estaban invitados a cerrar junto con los chicos de El Grito mientras se hacía el recuento de votos. Por suerte esto se resolvió en el momento. El tema, al parecer, es que Pey se perdió en el cemento y no llegó nunca a dar excusa alguna sobre por qué no estaba el transporte para las bandas (que recalco: viajaron por su propia cuenta) y su gente. ¿Por qué?: Nunca lo sabremos. Lo que sí se desprende de esto, es que su “bienintencionada” gestión y la de la organización y el boliche (y la de estos dos últimos doy fe que es cierta) de ampliar los espectros del concurso incluyendo una sede hasta ese entonces no tenida en cuenta, puede que naufrague, y esperemos que no, porque está bueno viajar, y tocar para un lugar con 600 personas que tiene un escenario a todo trapo con luces y sonido. El tema es cómo resolver esto, que este lazo estrechado no se pierda, que cuando se necesiten los micros estén, y que las bandas olavarrienses puedan creer en propuestas que les sirvan realmente para mostrarse y foguearse en lo que les gusta. Desde este extraño texto lo que pretendo es que alguien tome la posta. Había leído en el blog de revolucionrock comentarios descreyendo del concurso por la inmiscuéncia de Pey, y si bien eso daba que pensar, sabía y sé que desde adentro de Abbey Road y el concurso en sí (que ya va para la tercera edición) las cosas se hacía bien. Entonces, al final de la noche, cuando anunciaron ganador a los Babel Proyect, y se dijo que Estado Alpha había obtenido seis votos del público y uno del jurado, miré a mi biógrafo que se predisponía a llenar mi vaso y caí en la cuenta de que otra vez iba a ver nacer la mañana mientras tipeaba este texto.
Ricardo Lester
Pd: Las bandas finalistas fueron Babel Proyect, Atomistas, Vaikhunta, Lira, Estado Alpha y Estokada. Hay que reconocer también que a la gente de Babel Proyect, que si bien no los vi ayer, pero sí en semifinales, tienen un proyecto serio, un sonido consistente y un alto vuelo musical.
jueves, 25 de agosto de 2011
jueves, 4 de agosto de 2011
lunes, 1 de agosto de 2011
Informe sobre
Informe sobre Moscú (Septiembre 1996) no es el último libro que escribió Sbarra, (1950 - Agosto 1996) al contrario fue iniciado en el medio de su bibliografía (antes: Obsesión de vivir, Aleana, Cielito, Andy, el paseador de perros, Marc, la sucia rata y No enciendas la luz, quedarían para después ¿Miedo, yo?, Plástico Cruel, El beso del vampiro y Socorro, nadie me quiere) como diario de un viaje a Rusia (ex-URSS) de la mano de la realización audiovisual de Marc. Esta novela autobiográfica, posiblemente retocada en sus últimos días, da cuenta de esa aventura contada con su sello inigualable, en donde la descripción sagaz de situación, la experimentación con sustancias y el amor en contradicción con el sexo sustenta un relato divertido y aterrador, en donde José se nos muestra sintiendo como si fuese (lo era) su perfecto personaje. Ni Marc, ni Axel, ni Aleana, la lectura de esta novela nos acerca aún más a José Sbarra, asumiendo esas palabras que antes ponía en otros como recurso para alumbrar la oscura soledad del alma humana que late ante la minima distancia de su objeto del deseo revelándose en sujeto. Triste, oscuro y tierno, José Sbarra una vez más nos deja pensando que la libertad no sólo la hace el contexto.
jueves, 21 de julio de 2011
Más impunidad en una ciudad acotumbrada a la mafia policial
Hoy Esteban Germán Navarro cumpliría 24 años. Lo haría si no hubiese sido asesinado a los 17, cuarenta días después de haber sido contratado, bajo la identidad travesti de Mara, en una despedida de soltero festejada en el Comando de Patrullas de la Policía de Olavarría, Provincia de Buenos Aires.
Unos pocos restos de su cuerpo aparecieron en abril del 2005, seis meses después de su desaparición el 28 de octubre anterior. Recién entonces se inició la causa penal que, siete años más tarde, sigue caratulada como “Averiguación de causales de muerte”, aunque siempre se habló de homicidio. Los policías que participaron en la fiesta, Miguel Tagliaferro, Hipólito Mendoza, Carlos Aspiroz, Juan Rodríguez, Alberto García fueron sobreseídos y los hermanos Ariel y Juan Pablo Yungblut son los únicos que tienen causa judicial. Según el Juez de Garantías Antonio Cayetano Saladino, esa fiesta dentro de una institución pública en la que se pagó a un menor por servicios sexuales “puede ser inmoral, constituir pecado, pero, para mí, (Saladino) no es delito” (diario El Popular, 20 de julio de 2008, Olavarría).
El actual fiscal del caso, el fiscal Martín Pizzolo dice que el asesino fue un hombre que “aterrorizaba” a los homosexuales que se prostituían. Pero Graciela Alderete, la madre de Esteban Germán, denuncia que, a pesar de que el sospechoso, Héctor Oscar Ocaña, es conocido suyo y vive a dos cuadras de su casa, ni siquiera se lo llamó a declarar. Cuando Alderete expresó en el diario El Popular que se había sentido “usada para tapar otras cosas” por el fiscal Pizzolo (diario El Popular, 26 de abril del 2011, Olavarría), éste presentó una denuncia contra ella, por delito de acción pública. La madre de Navarro declaró el martes 12 de julio de 2011, hace una semana y media, frente al Fiscal Cristian Citterio, en General Alvear. Hizo una presentación escrita de diez páginas para el Fiscal General del departamento de Azul, Eduardo Serradell, denunciando las irregularidades y presiones en la causa.
Graciela ha elevado sus críticas a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, al Ministro de Justicia y Seguridad bonaerense Ricardo Casal, al Gobernador bonaerense Daniel Scioli, al ex gobernador Felipe Solá, y al Ministro de la Cartera de Seguridad provincial, Juan Pablo Cafiero. Pero el crimen sigue impune, y nadie en el sistema judicial parece estar interesado en que la investigación experimente algún avance. Hecho que no sorprende a los olavarrienses, ya acostumbrados por los casos de Andrea Tranchini en el 2006 y en el de Mairel Mora en el 2011, a que la justicia funcione sólo para los mismos que la dictan.
Quienes escribimos esta nota lo hicimos por considerarlo un crimen social, por entender que este es un caso no solo de falta de justicia a la que nos tienen acostumbrados los gobiernos de nuestro país sino de homofobia y discriminación social que disminuyen las posibilidades de esclarecimiento del caso a siete años de lo sucedido.