jueves, 4 de junio de 2009

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"Cuántas cosas!" exclamó el joven al pie de la imponente montaña. "Cómo haré yo, para poder escalarla?". Como mente joven, intentó atravesarla de inmediato sin considerar los obstáculos, incluso pensó en bordearla y así ganar. Pero queriendo golpear el viento, tuvo que aprender a domar sus impulsos y detenerse. "Cómo llegar al otro lado, con tantas piedras en el camino?" preguntó a los árboles..La respuesta fue esperar. El capullo se hizo flor, y se marchitó. Y siguió esperando. Sus lágrimas se convirtieron en mar. Y sus ojos, se contagiaron de la tierra y se llenaron de sabiduría. "Cuánto más tendré que esperar?"
Pasaron los años, y el tiempo hizo surcos en su piel. Huellas del paso de las estaciones, signos. Siempre fiel a su convicción. "Debo esperar, debo concluir lo que alguna vez empecé." Sus sentidos comenzaron a fallar, y fue ahí cuando levantó sus ojos y vio lo anhelado. El viento y la lluvia habían vencido a la montaña, nada quedó del gigante de piedra que le impedía alcanzar eso que buscaba. Él ya no era lo que solía ser. Aunque ya era sólo una colina, implicó un esfuerzo considerable subir cuesta arriba. En espíritu era lo contrario, se había alimentado durante la larga espera para convertirse en la mayor parte de su ser - Cuando llegó del otro lado quedó boquiabierto...
Allí estaba...
Y no pudo emitir palabra alguna.

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