Si en vuestro jardín las flores crecen tan abundantes, ¿por qué su perfume no es también un goce para mí? ¡Si estáis llenos de divinidad, podriáis darme algo de ella con que apagar mi sed! Hay fiestas para todo el mundo, hasta para los más pobres. Pero entre vosotros no hay fiesta sino para la Muerte.
Vuestros amos se llaman la necesidad, la angustia y la noche. Ellos son lo que os distinguen, y los que, golpeándoos, os empujan los unos hacia los otros. El hambre es lo que llamáis amor, y allí donde ya no discernís nada colocáis vuestros dioses. ¿Dioses y amor?
¡Qué razón tienen los poetas! Nada hay tan pequeño y tan insignificante que no pueda entusiasmar.
Ahí tienes cuál era el onjeto de mis pensamientos. Pero cómo todas esas cosas se presentaron a mi espíritu, es lo que no alcanzo a comprender.
Vuestros amos se llaman la necesidad, la angustia y la noche. Ellos son lo que os distinguen, y los que, golpeándoos, os empujan los unos hacia los otros. El hambre es lo que llamáis amor, y allí donde ya no discernís nada colocáis vuestros dioses. ¿Dioses y amor?
¡Qué razón tienen los poetas! Nada hay tan pequeño y tan insignificante que no pueda entusiasmar.
Ahí tienes cuál era el onjeto de mis pensamientos. Pero cómo todas esas cosas se presentaron a mi espíritu, es lo que no alcanzo a comprender.
Hiperión, Hölderlin
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