Contraproducente. Contraproducente repetía el extraño melenudo, mientras ataba su bicicleta en un árbol, al que abrazó con su oxidado candado. Si, claro, le respondía, desorbitada, pero inquieta por este extraño ser. Se percibía algo diferente, otra realidad abierta, era como un cumulo energético que se abría dandole paso al melenudo y su conversación conmigo. Media cuadra mas atrás, llegaba la ella. Pasos seguros y rosados. La orbita se tornasolaba violeta. Cabellos largos, largos y su paz que innunda. Abre la puerta del naranja. Entra ella, entra él, yo los contemplo con una timida sonrisa y los continuo. Entre verdes y otros sentires, se entra al naranja, se entra y se nace al teñir de pasos su extraños suelos. Se pisan y cada vez entra más gente. Calidas miradas, maduras de sabiduría, y me tranquilizan verlas y me alegra haber estado ahí, entre ellos. Donde el próximo y mas cercano venir era la aproximación a la conciencia. Eramos largos y elásticos. Del jardin naranja a un gato loco.
Cassandra
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