Día 1.

Se levantó de un sofá cama estilo irlandés, que no era irlandés. Es que era miércoles. y nunca tendría que haberlo sido. Todos los días es miércoles.

Era ingles, de las canillas corría el agua con ácido y ni siquiera recordaba que asyd ( acid) - así- se llamaba, mucho menos el día en que vivía.

Dicen, los sin suerte, que el hombrecito ingles, de sofá cama estilo irlandés, sin ser irlandés, desmemoriado de nombres, llora algo parecido a lo se escupe cuando se llora. Todos los días son uno..

"miércoles! ¿y si uno fuese todos los días?" Exclamó el pequeño ingles con pinta de irlandés en lo que quedaba de rato.

Nadie escucho ese digno reclamo. Algo anda dando vueltas y no es un jueves. Maldición! masculló aturdido en un fantástico día con sol, que apenas percibió en el lenguaje de los miércoles.

"miércoles es lo que te pasa" sino mira la pagina, blanca y radiante expresaba toda la locura de la que no quería formar -ya más- parte.

Y vestido de infancia armo un café con leche. Y prometió a la humanidad atrapar lo que no era.

La medialuna desbocada se iba con el sol de la mañana, el nuevo día comenzaba, qué miércoles traería?

Y vino para quedarse, él lo sabía. Y vino y trajo vino. Y hablaron. Discutieron del odio y de lo estable.

El estío, que rico vino, tío. Hace mucho lo esperaba, estas uvas no podían esperar hasta mañana. “No me mortifico, lo vivo, lo vivifico”, y así se fue pasando el rato...

Conspiraban sigilosos los putos vecinos generosos. Esos putos vecinos de martes. Tembló de algo, no se sabe a ciencia cierta de que. Ciencia cierta? quién mierda mete eso en mi pensamiento de miércoles putrefacto? Putos! Viejos travestís. Pero tembló, acurrucóse, y exclamóse: “Viejos putos, son viejos putos enfermos!”

Sirvióse jugo en el paraguas, para demostrar que también paraba jugos, pensó tres veces en lo mismo y bajo las persianas. Ningún día más se iría por decisión de un sol que no era suyo, ningún día más llegaría para arruinarle la fiesta de sus miércoles.

Una voz femenina recorría el pasillo. Era luna. La casualidad es un invento del ocio, pensó.
Silver moon, silbaba bajo Silvana; luna para los pasillos del laberíntico destino, acaso esa idea de los que todo lo esperan?

Apretó el gatillo que aprietan los que saben que tienen que hacerlo. Era el fin de los miércoles atrapados en el ingles rutinario? Era el surgimiento de un nuevo calendario?. Qué nombre les daría a cada uno de los intrusos a sabiendas que la experiencia contenida de los miércoles era infinitamente superior? Eran los grises académicos los pensadores del destino. En fin, lo apretó pero no salio nada mas que un débil ruido de miércoles, uno más entre todos.

En un principio sintió desesperación, qué viene después de todo esto? pensó. Humillado, miró entre las persianas y no notó nada por fuera, ni siquiera los molestos vecinos se habían percatado. Descalzo como estaba salió a la vereda, desde adentro el sol quemaba el asfalto, y el pasto con el agua del rociador podría ser un buen remedio para toda esa extraña locura. Salió sigiloso, un viento caliente le recordó alguna fecha pasada, pero un desértico paisaje se abría en esa nueva mañana.

zoez.- y p.-