un hombre encerrado en si mismo piensa este tipo de cosas sin darse cuenta que son sus limites mismos los que esta recorriendo, y no caminos nuevos como cree. le conviene creer así, porque también piensa en libertad, habla de ella y cree que es su guia. pero lamentablemente está más lejos de lo que se imagina. ese hombre puede ser tu vecino, el presidente, quien escribe estas lineas, o quien las lee. el cuento es tuyo o mio. no lo sé, puede que no sea de nadie, pero eso no me lo creo. si lo que nos mueve es lo que no alcanzamos, es como rodear el edificio, pero nunca ingresar. adentro está todo lo que uno necesita, en realidad es lo mismo que afuera, pero con la sensación de estar adentro. hay algo en pensar en la diferencia de afuera y adentro que es parte de esta trampa en la que estamos más que atados, no sé si vos, pero yo sí. sino no escribiría estas cosas. son mi forma de decir que rodeo el maldito edificio. que lo conozco de memoria, o que ya salí. salí a buscar un poco de mal que hay afuera, es que adentro es muy monotono: siempre se es libre, y eso es insoportable. si no me crees, mira a tu alrededor y busca a alguien que te diga lo contrario. yo no puedo encontrarlo. si lo ves avisame.
srL.
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