lunes, 5 de noviembre de 2007
DE APERTURAS, AMORES, BÚSQUEDAS Y RESULTADOS
“Siempre igual, los que no pueden más, se van”. Viernes 3AM
_: Vámonos de acá.
Esa frase repetirán los dos protagonistas de El Resultado del Amor en varios tramos de la historia. Ella (Mabel = Sofía Gala), cuando decida cortar lazos con la villa como su lugar de origen, Él (Martín = Guillermo Pfening) cuando opte por dejar su presente laboral-familiar-amoroso por otro más incierto, y cuando en otro momento del film escape de la muerte junto a Mabel, o la haga escapar de la muerte a ella. La última presentación cinematográfica de Eliseo Subiela que inauguró las proyecciones de la Lucas Demare 07 muestra otro cine nacional del que uno está acostumbrado a ver. Subiela parte de la realidad, de las realidades, de cómo condicionan a los que las viven y las transitan, y se da el tiempo y el espacio para jugar dentro de ellas, para mostrarnos otros trasfondos. El trasfondo aquí podría emparentárselo al título de la cinta, sí, claro, pero va más allá. Como señala Martín: el hecho de arriesgar, de no caer en el aburrimiento, de la constante búsqueda de ellos dos, y la mirada a cámara que es una mirada a nosotros pero también mirada internalizada. La respuesta está adentro de los dos. Nos interrogan interrogándose. Reflejos. Cuando el entorno agobia, desgasta, frustra, inmoviliza, desdibuja, cuando no permite crear, entonces hay que buscar la salida yéndose de acá. Cuantas menos certezas haya, más libertad creativa se tendrá. Es básico pero jodido, es idealizado pero necesario, sabido pero invisible.
“La vida es absurda”, señala él. Y ese absurdo Subiela lo explota(rá) al máximo. Y no precisamente porque Mabel pueda interactuar con la Virgen o con la muerte. Sino por el absurdo cotidiano, el absurdo que yace en los habitantes de los lugares con los que siempre nos cruzamos y transitamos (que involucra también a los de encierro), las calles, la risa y el llanto compitiendo y conviviendo ante los primeros tonos de un jazz. Lo absurdo de las relaciones humanas, del acomodamiento, de lo cercano que se está a la muerte cuando uno se estatiza alcanzando el aburrimiento, cuando uno decide no seguir buscando y recorriendo trayectos sin mapa. E.S. lo hará idealizando, sí, en muchos, demasiados casos. Cayendo en prototipos y linealidades. Forzando en varios tramos la intención de poner en primer plano lo sensible. Pero aún así, Subiela concede una obra sentimental de las que existen pocas en el panorama actual del “nuevo” – y sublime (retomando concepto ElAmantiano) – cine argentino. No será ni por asomo la mejor de este director, pero es una muestra en celuloide de que algunos destinos están cruzados, si se los sabe intuir y perseguir, y de que con ciertas miradas y gestos se dice muchísimo más que con palabras que intentan llenar vacíos huérfanos. Si no basta observar la mirada terriblemente pura (y las cejas en un increíble perfecto acompañamiento) de Sofía Gala durante el film. Una Sofía Gala de lo mejor de este año en actuaciones del cine nacional.
No nos dejemos mentir por los datos explícitos que nos quiere tirar el director: la película no nos habla (sólo) del amor, y en todo caso, el resultado del mismo es mucho más amplio y comienza antes y después del enamoramiento (que como estado humano lo podremos poner en duda, así que mejor dejémoslo para otro post). Todo es causa y efecto. Y el progresivo cambio de una búsqueda sin limitaciones se lo podrá apreciar en el amor, sí, o en el trabajo creativo, o en las relaciones humanas. O tal vez en la vida misma. Aunque para que existan los que no pueden más y se van de acá, deben existir los que deciden no decidir, quedándose donde están, asumiendo que los riesgos son grandes… y para pocos.
G.S.
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